Heather Barnett tiene suerte de estar viva. Como ciclista, conoce y comprende los peligros de andar en bicicleta, pero el año pasado casi muere en la carretera. Iba en bicicleta a la Universidad de Washington cuando un conductor ignoró una señal de alto y atropelló a la joven. El resultado no fue bueno, pero podría haber sido mucho peor. Barnett se rompió las muñecas y se destrozó la pierna, lo que hizo que la recuperación fuera difícil y dolorosa. Ni siquiera pudo caminar durante más de un mes.
Sin embargo, a Barnett no le preocupa sólo su accidente. Le preocupa que le pueda pasar lo mismo a cualquiera de sus compañeros motociclistas y que sus casos puedan ser tratados tan mal como el de ella. Actualmente existe un castigo para los conductores negligentes que atropellen a ciclistas: la suspensión de la licencia por un período de 90 días y una multa de $5.000 son estándar, además de otras sanciones impuestas. Se llama Ley de Usuario Vulnerable. Sin embargo, esta ley no protegió a Barnett como se suponía. Los agentes que se ocuparon de su accidente no sabían nada del asunto, por lo que no se abordó el asunto.
Sin embargo, eso no impidió que Barnett quisiera seguir adelante. Sabe que sus heridas sanarán, pero las leyes y su implementación no se arreglarán por sí solas. Todos los ciclistas merecen condiciones de conducción seguras y tratamiento si son atropellados, y eso es lo que aboga Barnett.